18 julio, 2012

El camino equivocado


¿Alguna vez has sentido que naciste en el lugar equivocado y que además elegiste el camino equivocado? ¿No es la cosa más frustrante que existe?
Nadie puede elegir dónde nace, eso es irremediable. Pero conforme vas creciendo, vas eligiendo las cosas que deseas hacer, vas siendo cada vez más capaz de distinguir las cosas que forman parte de tu vida y de tu forma de ser.
Pero, ¿qué ocurre si tu desarrollo sólo se ha basado en hacer lo que papá y mamá te decían? Quiero decir, hay veces en las que nadie te sugiere algo o incluso nadie te anima a seguir adelante. Es por esto que abandonamos cosas, sueños, porque nos creemos incapaces y en el momento adecuado nadie nos dijo “no, debes seguir” o “si le pones empeño, lo conseguirás porque eso está hecho para ti”. Y cuando pasa el tiempo, los años y cuando hemos madurado, volvemos la vista atrás y pensamos “ojala hubiera seguido con ello”, pero ya es demasiado tarde para seguir. Es con esto con lo que me refiero a elegir el camino equivocado. Creemos que no somos capaces de algo o que no servirá de nada realizarlo, pero cuando ya es tarde nos damos cuenta de que lo que dejamos atrás, por un impulso o por simple cobardía, era lo que formaba parte de nuestro ser, pero ya no podemos retomarlo. Y esto nos lleva a un estado constante de frustración y lamentación.

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