27 agosto, 2013

Desde mi ventana - Parte 7 FINAL

“Hola Álex. Ya sabes quién soy, ¿no? Exacto, soy Carla. ¿Sabes? Estoy mirando por mi ventana, como solía hacer todo este tiempo desde que cruzamos palabra por primera vez. Estoy recordando cada vez que te veía pasar, cuando volvías del trabajo o salías a correr y yo te observaba sin que lo supieras. Y cuando empezamos a salir y tú mirabas hacia arriba esperando encontrarme. ¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que hablamos? Mi gato está aquí tumbado a mi lado ahora mismo, estoy segura de que él también piensa en ti. A veces se levanta de repente y se acerca corriendo  la puerta, como hacía cuando llamabas al timbre de mi casa. ¿Qué hago contándote todo esto? En fin, han pasado ya varios meses. Intento no recordar aquel día, solo quiero visualizar lo perfecto que todo era antes.
  Cuando me dijiste que me querías… siento no haberte respondido cuando aún estabas despierto. Pero me hubiera gustado gritar a los cuatro vientos que yo también te quiero. No sé si sabrás que después te lo dije, millones de veces. Me gustaría saber si me escuchaste. ¿Puedes hacer alguna señal para hacerme saber que lo sabes? Cada día gritaré que te quiero hasta que lo hagas. No soporto la idea de que no sepas lo que siento por ti.
  Mi madre me dice que tengo que ser fuerte… ¿pero cómo se es fuerte en esta situación? Mil veces antes desearía haber recibido yo aquellas puñaladas que tener que olvidarte ahora. Creo que eso hubiera dolido mucho menos.
  Durante varios días tuve la esperanza de que ibas a despertar. Estoy un poco enfadada contigo… creía que eras más fuerte. Dejaste que la vida te ganara. Y digo vida, y no muerte, porque al fin y al cabo la muerte forma parte de la vida, y es la vida la que nos jugó esta mala pasada.
  No sé de qué otra forma darte las gracias. Sé que odiabas que estuviera todo el rato agradeciendo y pidiendo perdón, pero no tengo más remedio que volver a hacerlo. Gracias por enseñarme a amar, gracias por hacerme saber que el amor es posible, gracias por darme una oportunidad, gracias por los días contigo, gracias por cada vez que me sacaste de apuros, gracias por regalarme tus besos, tus caricias, tus abrazos… gracias por haber formado parte de mi vida, y perdón por dejarte ir.
  Quiero que me esperes, ¿vale? Llegaré, llegaré algún día. Quizá con otro hombre. Pero quiero que estés allí cuando suba. Quiero reencontrarme contigo y decirte que un día te quise como nunca había querido a nadie hasta el momento. Estarás presente en mi vida cada día hasta mi último aliento.
  Por favor, no olvides todo esto que te he dicho. Hazme saber de alguna forma todo lo que te he dicho antes. Nunca te olvidaré, eres el latido que le falta a mi corazón. Te quiero Álex.”


Doblé la carta y varios días después la puse sobre su lápida. Álex, siempre en mi corazón.

4 comentarios:

  1. ¡Hola! Me pasaba por aquí para decir que te he nominado en mi blog, ya que me encanta el tuyo :)
    Un besito desde http://www.siestadestinadoapasarpasara.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  2. Impresionante, me han encantado y me quedado con ganas de más.

    Besos con cianuro.

    ResponderEliminar
  3. Vaya, muchas gracias, pero siento decirte que esta es la parte final de este relato. Sé que debería haberlo puesto antes en el título... :(

    ResponderEliminar

Críticas y comentarios