Aparentemente estaba bien. Aparentemente... incluso ella misma creía estarlo. Se sentía tan segura, creía ser tan independiente y solitaria, que no imaginaba que los recuerdos llegarían tan pronto y tan ininterrumpidos en momentos puntuales. Día tras día, estaba descubriendo lo que era extrañar de verdad. Ahora recordaba todas aquellas veces que le había dicho a un chico o a sus amigas que los echaba de menos, cuando sólo llevaba días o incluso tan sólo horas sin verlos... y se sentía tan tonta. No puedes extrañar a alguien realmente hasta que no dejas de tenerlo durante mucho tiempo seguido, hasta que no puedes comunicarte con esa persona cada vez que lo desees, hasta que te encuentras a kilómetros y kilómetros de ella, o hasta cuando sabes que no la volverás a ver, porque se fue, se fue para siempre.
Y mientras recordaba y extrañaba, algunas gotas saladas se le escapaban mientras intentaba contener la respiración y luchaba con todas sus fuerzas por ser resistente y dura.
Me encanta esta entrada, escribes realmente bien, sigue así :)
ResponderEliminarMuchas gracias :)
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