22 septiembre, 2013

¿Por qué no odio los domingos?



  Mientras los demás seguían durmiendo, ella estaba leyendo a la luz de las primeras horas del día.
  Mientras los demás se tomaban la aspirina para el dolor de cabeza, ella escribía sus sueños en papel.
  Mientras los demás intentaban recordar la noche anterior, a ella le surgían nuevas ideas en la cabeza.
  Mientras los demás buscaban remedios contra la resaca, ella buscaba una buena historia que leer.
  Mientras los demás volvían a dormir en la tarde, ella veía una película romántica.
  Mientras los demás maldecían el día siguiente, ella lo dejaba todo preparado para el mismo.
  Mientras los demás desperdiciaban el día, ella lo aprovechaba al máximo y sin aburrimiento.
  Ésas eran las razones por las que todo el mundo odiaba los domingos, menos ella. 




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