Una de las cosas que peor se le da es mirar fijamente a los ojos, y aún peor es que la miren y sentir la mirada clavada en ella. Automáticamente, tiende a sentirse incómoda. Puede mantener una conversación, mientras ella habla, mirando fijamente, pero cuando es la que escucha, no deja de mover sus pupilas, hacia los ojos del otro, hacia atrás, hacia el lado, hacia abajo... se pregunta a qué ojo debe mirarle y si sin querer se estará poniendo bizca.
Algo muy distinto es cuando Él la mira. Clava toda su atención en su rostro, muchas veces mirándole a los ojos aunque él los tenga cerrados. Y es como si él supiera que lo está mirando, porque entonces abre los suyos, ambas miradas se encuentran, y ella intenta hacerse la disimulada, los cierra y sonríe. Los cierra, los abre, sin decir palabra, hablándose con la mirada... el tiempo pasa, y ella es plenamente feliz con las miradas, con algo que en cualquier otra persona odia, pero no en Él.
Hoy he estado merodeando por la sección Hombres de la página web de la revista Glamour, y sin duda he leído algunos artículos muy interesantes. Aquí os dejo los que más me han gustado.
SIN PALABRAS *-*
ResponderEliminarEn serio, me has dejado con la boca abierta!
Nada más leer el principio te iba a decir que yo a veces también me siento un poco incómoda y no sé a dónde mirar jaja sobre todo cuando me habla un profesor ;) Pero al leer cómo seguía el texto y el final... simplemente te puedo decir: PERFECTO :)
Un abrazo y pásate cuando quieras :3
Hooola,
ResponderEliminarJooooooo.... bonito, precioso, me enamoré. La verdad es que me he visto muy identificada con tu texto, me pasa mucho eso.. lo de las miradas. Soy muy tímida en cuanto a ello, siempre evito la mirada de esa persona que me gusta, no sé donde mirar ni siquiera. :')
Besitos.