Eliot
se queda unos segundos más sintiendo el calor de mi piel muy próxima a la suya.
Mis labios apretados, sin saber qué esperar.
Finalmente,
empieza a retirarse. Mis ojos se abren de par en par, como si acabara de
despertar sobresaltada.
Me
acaricia el pelo mientras su otra mano baja hasta mi cintura y se queda ahí
posada.
—No
es el momento —me dice mientras me sonríe—. Cuando lo sea, llegará solo.
—No
tengo prisa —le hago notar que lo digo de verdad.
Entonces,
ambos nos tumbamos atravesados en mi cama, boca arriba, su brazo bajo mi
cuello. Pasamos así el rato hablando, muy pendientes de la hora. Kat me
contesta el mensaje al cabo de un rato, aceptando a lo del pub. Así que Eliot y
yo hacemos nuestros planes para la cena.
Poco
antes de que sean las ocho, Eliot se marcha a su piso para arreglarse. Yo hago
lo mismo en casa, me ducho, me doy un repaso en el pelo y busco durante media
hora en el armario qué ponerme. Al final me descubro yendo al armario de mamá y
rebuscando, claro está, no en su ropa de premamá. Ya que mamá es aún joven y
está muy delgada, su ropa me queda más o menos bien. Encuentro una blusa
semitransparente en color negro, que va acompañada de un top también negro que
deja al descubierto el ombligo. Me lo llevo a mi cuarto y me lo pruebo, junto
con uno de mis vaqueros de pitillo rotos y unas bailarinas que tengo. Los pies
no me convencen mucho, así que vuelvo al cuarto de mis padres a buscar esta vez
unos zapatos. Encuentro los zapatos de tacón que mamá se compró la pasada Navidad
para la cena de Año Nuevo y que sólo se ha puesto una vez. Me los pruebo y voy
hasta mi cuarto andando con ellos, un poco torpe, pero llego hasta el espejo y
me miro de arriba abajo. Me gusto. No quiero ser presumida, mucho menos creída,
pero me siento guapa.
Me
quedo con lo puesto, y me maquillo un poco. Lo de siempre: corrector, colorete,
rímel... esta vez añado un poco de sombra de ojos.
A
las nueve en punto, bajo al salón y me siento en el sofá mientras espero que
Eliot me recoja con su coche. Papá aparece un minuto después por detrás de mí,
proveniente de la cocina. Me da un beso en la coronilla y se sienta junto a mí
en el sofá con el mando de la televisión en la mano. Cuando me mira de frente,
se muestra sorprendido.
—¿Dónde
vas tan arreglada? —se para a mirarme bien desde los pies hasta la cabeza y
antes de que me dé tiempo a contestar vuelve a hablar—. Y con la ropa de tu
madre.
—Voy
con Kat y algunos amigos a un pub.
—Entre
esos amigos supongo que está Eliot.
—Sí...
—¿Y
cómo te va con él? —me sorprende papá preguntándome esto.
—Bien
—digo dudosa—. Somos muy buenos amigos.
—El
“muy” sobraba —bromea papá.
—Perdón
—respondo secamente pero riéndome.
Justo
entonces recibo una llamada perdida de Eliot al móvil, lo que me indica que ya
está esperándome en la puerta.
Me
levanto, me despido de papá diciéndole que llegaré tarde y salgo por la puerta
con el abrigo en la mano. Eliot está esperándome en el coche, así que acelero
el paso para llegar rápido.
—Dios
—exclama una vez estoy sentada abrochándome el cinturón.
—¿Qué
ocurre? —pregunto yo extrañada.
—¡Tú!
Tú eres lo que ocurre —dice sorprendido.
—¿Qué
ocurre conmigo? —digo riendo.
—¿En
serio me lo preguntas?
—¿No
te gusta? —pregunto preocupada.
—Uf...
sí, sí me gusta. De hecho, es que no sé qué decir. Estás... — Los escalofríos
empiezan a subir por mi cuerpo—. estupenda —culmina la frase.
—Gracias
—respondo avergonzada.
—¿De
dónde has sacado esa ropa?
—Es
de mi madre.
Al
decir esto, él suelta una carcajada.
—Te
queda muy bien. Aunque me sigues gustando con tus vestiditos de niña y tus
bailarinas o tus botas planas... ¡ah! Y tu pelo rizado —se mofa de mí, a lo que
yo le doy un leve puñetazo haciéndome la ofendida.
—Estás
preciosa —dice finalmente.
Después
pone en marcha el coche y nos introducimos en la carretera.
Eliot
no se separa de mí, noto que está más pendiente mía que de costumbre. Yo me
pido un refresco y los demás se piden unas cervezas. Me ofrecen, pero sólo el
olor me repugna. Charlamos entre los cuatro, aunque de vez en cuando Kat y
Steven se besan y Eliot y yo nos quedamos cortados, sin saber qué hacer.
Eliot
me anima a que baile, pero no sé bailar como lo hago sola en mi habitación. Me
muero de vergüenza. A mi alrededor veo a chicas desmadradas dándolo todo y
pienso que no me gustaría ser una de ellas. Los chicos van al servicio y Kat y
yo nos quedamos hablando.
—¿Os
habéis enrollado ya? —pregunta Kat de forma brusca.
—No,
Kat, no —contesto pesadamente.
—¿Pero
a qué esperáis?
—Al
momento oportuno —digo recordando esta tarde.
—El
momento oportuno es siempre.
—Bueno,
no importa. Aún no estamos preparados. ¿Cómo te va a ti con Steven? —le
pregunto antes de que le dé tiempo a contestarme.
—Genial
—dice al tiempo que bailotea—. Hoy me ha invitado a que vaya a su piso a dormir
—dice mientras mueve las cejas.
—Kat,
¿estás segura? —pregunto sabiendo a qué se refiere.
—Claro.
Ya hace un mes que nos empezamos a enrollar. Ya es hora de...
—Pero
sólo os enrolláis, no sois novios.
—Lo
sé, lo sé —me aclara Kat—. Pero creo que después de esto me va a pedir que
salgamos en serio —dice con una sonrisa que le llega de oreja a oreja.
—¿Sí?
—digo alegrándome por ella— ¿Te ha insinuado algo?
—No,
pero no sé, lo presiento.
—Buena
suerte —es lo último que digo justo antes de que los chicos se reúnan de nuevo
con nosotras.
Cuando
llegan, Eliot me pregunta si quiero otro refresco y Kat y Steven se besan de
nuevo apasionadamente, así que nosotros dos vamos a la barra a por otras
bebidas.
Cuando
ya no estamos con ellos, Eliot me mira muy serio.
—Alison,
te tengo que decir una cosa... —me dice intranquilo, el corazón se me acelera.
—¿Sobre
qué? —digo preocupada.
-Esta
tarde me dijiste que Kat se está pillando por Steven, ¿verdad?
—Sí
—afirmo recordando nuestra conversación.
—Es
que mientras íbamos al baño, Steven me ha comenzado a hablar del tema.
—¿Te
ha dicho lo de esta noche?
—Sí.
Pero creo que él no ve la relación de la misma forma que Kat.
—¿Cómo?
—Bueno,
él ha empezado a decir que esta noche va a mojar, que mañana la echará pronto de
su casa y llamará a otra tía con la que lleva hablando un tiempo.
—¡No!
—exclamo.
—Sí...
—me contradice él—. Le he dicho que no está bien, que no lo haga, pero...
—Kat
cree que le va a pedir ser su novia —digo entristecida.
—Creo
que deberías intentar convencer a Kat de que esta noche no se vaya con él.
Dicho
esto y tras pedir otra cerveza y otro refresco, nos reunimos de nuevo con Kat y
Steven, y noto mi mirada de repulsión hacia él.
Le
sugiero a Kat que vayamos a tomar el aire y, aunque me cuesta convencerla,
finalmente cede. Una vez en la calle, empiezo a pensar cómo empezar la
conversación.
—Entonces,
¿vas a ir con Steven después del pub?
—Sí
—afirma ella muy contenta.
—Bueno,
Kat. Tengo que decirte una cosa.
—¿Qué
pasa tía? —pregunta ella extrañada.
—A
ver, ahora mismo acabo de ir con Eliot a la barra y me ha contado que mientras
él y Steven estaban en el baño, Steven le ha dicho algo que...
—¿Qué
ha dicho? —me corta.
—Kat,
no sé cómo decírtelo.
—Por
Dios, Ali suéltalo ya —exclama ella un poco exaltada.
—Steven
sólo quiere mojar y luego dejarte —suelto muy rápidamente casi repitiendo las palabras
de Eliot.
—No
puede ser.
—Kat,
no sé si puede ser o no. Pero es lo que él le ha dicho a Eliot.
Noto
cómo sus ojos empiezan a brillar.
—No
vayas —le sugiero.
—No
sé qué hacer.
—Si
no es verdad y si de verdad le gustas, podrá esperar.
No
me responde. Se queda en silencio suspirando y yo me quedo mirándola. Tras un rato,
vuelve a hablar.
—Vamos
dentro. Ya sé lo que voy a hacer.
Volvemos
dentro, y ella vuelve a estar normal con Steven, como si no supiera nada. Me
duele ver su reacción, Steven se va a aprovechar de ella.
—Mira
quién hay allí —me dice Eliot señalando con la cabeza hacia mi derecha.
—¿Quién?
—pregunto curiosa mientras me giro a mirar. Entonces diviso a lo lejos a una de
las chicas populares de clase, de las que a principio de curso se juntaban con
Eliot y que aún le siguen haciendo la pelota— ¡Ah! Ya, tu amiga —digo en un
tono despectivo.
—Sí,
sí. Mientras estabas fuera ha estado hablando conmigo.
—Ah,
¿sí?
—Sí.
—¿Y
qué te decía? Si se puede saber.
—Me
ha invitado a una fiesta.
—¿Una
fiesta?
—Sí.
Ella y sus discípulos van a hacer una fiesta en su casa.
—¿Cuándo?
—me intereso.
—El
próximo sábado. Y me ha dicho que puedo llevar invitados. ¿Querrás venir?
—Bueno...
sí. ¿Por qué no? Nunca he estado en una fiesta así, ¿qué se hace?
—Emborracharse
mucho y destrozar toda la casa. ¡Ah! También enrollarse en los armarios —mientras
dice eso, yo afirmo con la cabeza y después me quedo en silencio—. Nos
podríamos pasar un rato, por hacer algo diferente. Pero sólo iré si tú quieres
ir.
—Sí,
vayamos. Estará bien.
Me
saca una sonrisa.
—Steven
también vendrá. ¿Querrá venir Kat?
—No
lo sé, depende de lo que pase esta noche.
—¿Has
hablado con ella? Porque parece que no le ha importado —dice al tiempo que los
mira mientras se dan el lote.
—Se
lo he contado pero me ha dicho algo así como “ya sé lo que voy a hacer”.
Pasamos
una hora más en el pub y más o menos a las tres de la madrugada decidimos irnos
para casa. Eliot me acompaña y se despide con un abrazo. Me cuesta soltarle,
pero finalmente nos separamos y entro en casa. Ahora los pensamientos me
abruman entre la preocupación por Kat y la incertidumbre por cómo será la
fiesta.
Hola. todo un misterio conocer cómo será la fiesta. La velada con Eliot resultó muy entretenida. Seguro que elt imepo pasó volando. Seguimos en contacto
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte :)
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