—¡No es
nadie! Sólo... ¡Lo siento! Lo siento mucho Eliot... —me ahogo en mis palabras
mientras intento seguir el acelerado paso de Eliot.
Llegamos
hasta su coche y se apoya contra él con la mirada agachada. Noto su fuerte
respiración, intenta calmarse. Y yo, como una tonta, me quedo parada frente a
él sin saber qué más decir.
—Alison
—dice al fin—. Tú me gustas. ¡Joder! Me gustas mucho. ¿Por qué me haces esto?
—¿Por qué
te hago qué? —digo totalmente perdida—. No he hecho nada malo... sólo se me
pasó la hora— le recrimino.
—¿La hora?
¿Y que lleves toda la semana sin llamarme y cuando quedamos llegas tarde porque
estás hablando con otro?
—¿Perdona?
—casi le grito— ¿Por qué he de ser yo la que te llame? ¡Eres tú el que pretende
ganar dinero a mi costa! —digo ahora realmente enfadada.
—¿Dinero?
—Eliot cambia totalmente su tono y su expresión, intentando hacerse el
inocente— ¿De qué me estás hablando?
—Kat me lo
ha contado... lo de la apuesta con Steven... —se produce un silencio irritante.
—Perdóname
—ahora Eliot ha pasado de ser el león a ser un pequeño gato inofensivo.
—¿Por qué?
—Yo... no
sé por qué lo hice... fue en esa fiesta, estaba un poco bebido... —se intenta
excusar.
—¿Qué
fiesta?
—Da igual,
no importa. Ali tú me gustas, esa tontería no iba en serio. Quiero estar
contigo, me gustas demasiado. Me haces sentir como nunca nadie me ha hecho
sentir. Tan sólo quiero estar contigo, quiero llamarte por las mañanas y ser la
primera voz que oiga. Entrar juntos a clase cogidos de la mano, quiero ser tu
protector. Quiero que esto funcione —y tras este pequeño discurso, consigue que
me ablande por mucho que me lo niegue a mí misma.
Nos
miramos y me acerco un poco más a él. Y me sonríe. Y mi corazón ya no puede ir
más deprisa. Entonces llega el momento. Se me acerca y... me pone la mano en la
mejilla, la acaricia, se ríe y se aparta. No entiendo nada.
—Vamos a
dar un paseo.
Caminamos
y caminamos durante horas sin dejar de hablar. Quiere conocerme más y que yo
sepa de él y no para de preguntarme y contarme todo lo posible. Es una tarde
mágica pero, por alguna razón, un poco extraña. Diferente a las demás veces que
he estado con Eliot. Cada vez que me roza, siento un ligero escalofrío pero no
siento ni un cosquilleo. Aún así siento un deseo de que me coja la mano e ir
agarrados por la calle.
—Alison...
—dice justo antes de dejarme en casa— me gustaría que olvidaras lo de esa
estúpida apuesta.
—La olvidaré
si tú olvidas lo de esta tarde.
—¿Qué tarde?
—bromea provocándome risitas.
—Bueno, es
hora de que entre en casa. Llevo demasiado tiempo fuera —pero justo cuando
aflojo mi mano para soltar la suya, él me aprieta más y me pega un tirón
acercándome a su boca al tiempo que él arrima la suya hacia mí. Y por fin,
surge esa colisión entre los dos que llevo esperando varios meses. Noto sus
labios, fríos por el invierno, contra los míos. No sé qué debo hacer, cómo moverlos,
así que cierro los ojos e intento que sea un momento de película.
Un corto
beso, un beso que llevo esperando toda mi vida y que lo que me produce es...
¿felicidad? ¿nerviosismo? No lo sé...
Al separarnos,
una pequeña sonrisa brota de mí y él me mira esperando mi reacción. Levanto mi
mirada y lo contemplo a él.
—Te quiero
—me dice. Quedo en shock completamente. ¿Qué es lo que me ha dicho? Me limito a
sonreír... y huir.
—Es tarde,
me tengo que ir —. Y sin más me giro y casi corro hacia casa. ¿Me quiere? Y
yo... ¿le quiero? No lo sé. No he sentido que se lo debiera decir.
Una vez al
otro lado de la puerta, respiro profundo y subo corriendo a mi cuarto con la
esperanza de no cruzarme ni con mamá ni con papá. Me encierro en mi cuarto y me
tiro en la cama pensando en lo que ha pasado, en el beso, en lo que ha dicho.
Siempre lo imaginé diferente el primer beso. Me ha gustado pero creí que sería
mucho más mágico.
Y sumida
en mis pensamientos, hay algo que me saca de ellos. Un "bip" en el
móvil. Un mensaje de texto de un número oculto.
"TENGO ALGO QUE TE
PERTENECE."
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Críticas y comentarios