Embutida en un
elegante vestido negro que cubre mis tacones, me veo con dificultades para
ejercer con mi función de DJ. Los cuarenta y cinco minutos de fiesta de Año
Nuevo que han transcurrido parecen estarme agradecidos por la música que he preparado:
desde Bastille hasta David Guetta, y a la gente no parece disgustarle mi
elección comercial.
—Feliz año
nuevo —me vuelve a decir Eliot por quincuagésima vez esta noche. Me alarga una
segunda bebida.
—¿Qué es?
—Cóctel de
zumos tropicales.
—Nada de alcohol
—asumo.
—Nada de
alcohol —asiente Eliot protector—. ¿Qué tal tu madre?
—A punto de
explotar. Y muy cariñosa. Demasiado cariñosa.
—¿Muchos
cariñitos con papi?
—¿Muchos? Lo que
no me explico es como llega hasta la cara de mi padre con la barriga de por
medio.
Eliot se ríe y
después nos quedamos mirando cómo Kat se acerca hasta nosotros. Camina
bailoteando, abriéndose paso entre la gente como si fuera Beyoncé. No sé qué ha
hecho para perder tanto peso en dos semanas.
—Sé que al mundo
le encantan estas curvas —. Se detiene al lado de Eliot y se da una cachetada a
ella misma, totalmente orgullosa de su figura. He de reconocer que está
rompedora aunque siento verdadera pena de que haga esto sólo por Steven y no
por ella misma.
—¿Steven? — Sólo
con mencionar su nombre, Kat sabe que estoy preguntando por su situación actual
con el mismo.
—Esta noche va
a ser la noche del perdón, del olvido… ¡del amor! —dice con voz chillona.
—Pues mira,
ahí tienes a tu príncipe azul —señalo con la cabeza, detrás de Kat, hacia donde
está Steven. No sé qué ha pasado, pero parece que este nuevo año que acaba de
empezar está sentando bien a todo el mundo. Steven se ha quitado las gafas,
cortado su pelo, ha dejado crecer su barba y lo noto más riguroso de lo que era
cuando lo conocí.
Kat da un
ligero vistazo al panorama. Sitúa en el espacio una de las muchas ramitas de
muérdago que Eliot y yo hemos colgado en el techo como decoración. Reacciono
rápido y busco la canción “About a girl” de The Summer Set. Justo cuando le doy
a reproducir, Kat se encamina hacia su chico. Como si fuera de película,
algunas personas de alrededor se quedan observando la situación, mientras otros
ponen expresión de desagrado por la canción.
Y bajo todas
aquellas miradas, Kat arruguetea la corbata de Steven con su puño y tira de
ella para fundirse en un beso de reconciliación. Y amor, derroche de amor.
Noto una gran
sonrisa invadir mi rostro.
—Te quiero —susurra
Eliot en mí oído. Mi sonrisa desaparece como la luz al apagar el interruptor. Sigo
sin sentirlo. Me quedo imperturbable mirando hacia el frente, sin saber, una
vez más, qué decir. Eliot se da cuenta, se da media vuelta y se pierde entre la
gente.
Son las tres
de la mañana y no he vuelto a hablar con Eliot desde el incómodo momento. Me
siento terriblemente culpable pero, ante todo, sincera. He pasado casi todo el
rato observando cómo las parejas enamoradas se hacen carantoñas y se besuquean
bajo el muérdago, especialmente Kat y Steven. Estoy harta de ejercer de DJ y
dejo una lista de reproducción en modo aleatorio. Me dejo caer rendida en el
sofá y me deshago de los tacones. El vestido ahora barre el suelo, pero no me
importa. Solo quiero irme a casa. Miro mi móvil infinitas veces, como si
tuviera siempre algún mensaje nuevo que ver.
Eliot se
sienta a mi lado.
—Prométeme que
nunca me vas a hacer daño —. Por fin me vuelve a dirigir la palabra.
—Es por eso
por lo que no te lo digo.
—¿Qué me
quieres?
Asiento sin
dejar de mirar al frente y soportando su mirada clavada en mi perfil.
—Eliot, no es
que no te quiera… pero no de esa forma. Al menos no todavía.
—Cuando te
digo que te quiero, ¿quién dice que te lo digo en “ese” sentido?
—¿En qué sentido
me lo dices sino?
—Como amigos —se
levanta y se va.
Como amigos.
Asiento para mí misma. Me preparo un ron bien cargado. Desparramada en el sofá,
dejo que el alcohol me queme la garganta a cada trago.
Unos meses
atrás, está situación sería completamente diferente. Botella de ron en mano,
salgo del apartamento y me siento en el rellano. Tengo unas piernas tan largas
que mis pies casi tocan el otro lado del pasillo.
—¿No crees que
un abrigo sería mejor que la botella de ron para combatir este frío? —Drew me
sorprende mientras daba un trago de la botella y el líquido ardiente se me
atraganta. Empiezo a toser y él se acuclilla rápidamente y me da unos
golpecitos en la espalda.
—Me has
asustado.
—Tranquila, no
soy ningún violador. ¿Puedo? —pide permiso para sentarse junto a mí.
—Sí claro. No
es mi suelo —Drew se sienta a mi lado. Sus pies sí que tocan la otra pared y se
ve obligado a doblar las rodillas.
—Menuda hay
montada ahí dentro —. Se queda escuchando el ruido que proviene del interior.—
Buena música.
—Gracias.
—DJ aburrida
por la fama y ahogando sus penas en alcohol, ¿me equivoco?
—Te aproximas.
¿Qué haces aquí?
—Hay muchas
personas en esta fiesta, ¿no? Alguna de ellas me invitó a venir.
—¿Puedo
preguntar quién? —sospecho de Kat.
—No.
—¿Alguna vez
has estado enamorado?
—No lo sé.
¿Por qué?
—Sólo quería
que me explicaras qué es lo que se siente. ¿No lo estás ahora mismo?
—Puede —las
evasivas de Drew me acaloran.
Miro al techo
deseando haber colgado una rama de muérdago justo ahí arriba. En mi
imaginación, lo está, y Drew se gira hacia mí y se funde en un beso conmigo.
—¿Quieres dar
una vuelta? —me ofrece. Se levanta sin que me dé tiempo a responderle y se
apura a quitarse su abrigo. Me tiende la mano y me ayuda a levantarme. Después
me ayuda a ponérmelo.
—Gracias.
Caminamos por
la manzana. La calle está invadida de gritos de “feliz año nuevo” y de sonidos
de matasuegras y petardos. Cada una de las explosiones me hace saltar sobre mí
misma, asustada. Drew se ríe de mi reacción.
—¿Dónde desearías
estar en este momento? —me pregunta pensativo.
—En casa con
mi familia —confieso.— ¿Y a ti?
—Aquí está
bien.
Me pregunto
qué les pasa a los chicos que me gustan con sus familias.
—¿Qué hay de
tu familia?
—No son mi
prioridad ahora mismo. Tengo una buena noticia que darte —. Me mira y me sonríe
satisfecho— pero vas a tener que esperar un par de días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Críticas y comentarios