20 enero, 2016

Estrella de mar

Había una vez una mujer que trabajaba casi todos los días, durante todo el día en la ciudad. Ella estaba cansada de eso, y una mañana decidió evadirse, coger su coche y conducir hasta la playa más cercana. 

Cuando llegó, el tiempo era ideal, la playa estaba tranquila, el sol proyectaba cálidos rayos hacia la arena... 

En medio de su tranquilidad, la mujer visualizó a un hombre en la orilla, cogiendo cosas y lanzándolas al mar. Le pareció curioso y se acercó para ver qué estaba haciendo. Al llegar, pudo ver que, al estar la marea en su punto más bajo, miles de estrellas de mar se habían quedado estancadas en la orilla, y el hombre estaba lanzándolas una a una al mar para salvarlas. 

La mujer pensó que era inútil tratar de salvarlas, pues había tantas que sería imposible, así que le preguntó al hombre: "¿Por qué haces esto? ¿Qué diferencia puede haber por salvar solo a unas pocas?"

Así que el hombre cogió otra estrella de mar y le contestó: "Es una enorme diferencia para esta estrella de mar".


Lo más pequeño que puedas hacer, puede significar algo enorme. Lo menos que puedas hacer, es mejor que nada.



Esta historia no es mía (de ahí que esté en cursiva), la escuché hace poco y me encantó, así que lo único que hago es contárosla a mi manera porque me parece un mini cuento precioso, con una increíble moraleja.

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