17 julio, 2011

"Lágrimas sobre mi guitarra" Capítulo 3

Capítulo 3

  El verano después de cumplir dieciocho años mis fuerzas por luchar por mi sueño se han debilitado. He empezado a pensar que mamá lleva razón, que debo asegurarme un futuro, que la guitarra sólo me ha apartado de la sociedad... así que he pasado mis últimos meses con ella y ahora estoy a punto de comenzar mi primer año de universidad y a punto de comenzar una nueva vida, una vida como la de los demás.
  Me choca haber visto la expresión de entusiasmo en la cara de mamá al verme marcharme con la guitarra. Sabe que voy a la tienda de segunda mano. Ella sabe que hacer esto me entristece mucho, pero que lo hago por mí y por nosotros. Nuestras vidas han cambiado mucho en los últimos meses: papá ha sido despedido de su humilde trabajo de jardinero, el restaurante de mamá va a pique y además, desde hace cinco meses esperamos un nuevo miembro en la familia.
  Ahora, además, tengo que pagar mi matrícula de la universidad. Por suerte, me han admitido en la Universidad de Pittsburgh para estudiar Español y no me tengo que marchar de casa aunque tenga que hacer un recorrido de más o menos media hora en coche cada día. Por supuesto, esto ha hecho que me tenga que sacar el permiso de conducir este último verano, y papá me dejará su trozo de metal rojo con ruedas. Será un poco bochornoso, pero es el método más económico. No sé qué impresión daré en una universidad de tal reputación cuando me vean aparecer con un Alfa no sé qué de los años ochenta o noventa. Ni siquiera sé si esa marca se sigue vendiendo en Estados Unidos.
  -¿A dónde vas? -me grita mamá desde la ventana que da al porche de casa.
  -¡Como si no lo supieras! -digo en un tono irónico. No espero ninguna respuesta más que tenga que ver con lo que me dirijo a hacer. Por si acaso quiere decirme algo más, aminoro el paso para que le dé tiempo.
  -¿Te apetece venir luego de compras? -me dice justo antes de salir de nuestro jardín delantero- necesito ropa de premamá.
  Me paro y me giro para mirarla.
  -¿Con qué dinero? ¿no te puedes poner la de cuando estabas embarazada de mí?
  -Venga Alison... esa ropa ya no se lleva.
  -Está bien. Tardaré media hora.
  Entonces me vuelvo a girar, retomo mi camino y me sumerjo de nuevo en mis pensamientos.
  Está claro que a la Señora Caroline, alias Miss Hippie, le ha afectado el embarazo al sentido común. En época de crisis, la suma de una matrícula universitaria, un bebé, un despido y un negocio en declive, da “necesidad de máximo ahorro”. No sé qué significará para ella el término “ahorrar”.
  No tengo que andar mucho más de diez minutos cuando me encuentro frente a frente con la tienda de segunda mano, cuyo nombre es “Tienda de 2ª mano”. Claro, si es una tienda que se dedica a vender cosas utilizadas, ¿por qué iba a llevar otro nombre? Quizá el negocio no les vaya muy bien a los propietarios de esta tienda, porque salta a la vista que necesita una reforma en general: el cochambroso bordillo del escaparate está lleno de restos de pared desconchada color verde oliva, y los letreros de luces parpadeantes y cegadores ya no se llevan.
  Al abrir la puerta, una tienda bastante amplia y muy bien organizada se abre ante mis ojos, aunque indica la misma necesidad de reforma que la fachada. Puedo ver algunas personas merodear de aquí para allá. Me centro en buscar el mostrador y un dependiente que tenga pinta de ser amable.
  Tras la vitrina de la caja, una mujer regordeta de unos cincuenta años me dirige un agradable saludo.
  -Hola hija, ¿en qué puedo ayudarte?
  De repente, me siento muy nerviosa.
  -Ummm... bueno, quiero vender una guitarra... -me cuesta mucho decirlo.
  -¿Es de tu propiedad?
  -Sí, sí. Es... mi guitarra. Una acústica -ahora empiezo a vomitar palabras-. No sé si estará apta para ser vendida. Tiene bastantes años, y la he utilizado mucho, pero también la he cuidado así que está como nueva. Además le he puesto unas cuerdas nuevas y la he limpiado a fondo...
  -No te preocupes. ¿Me la enseñas si eres tan amable?
  -Sí, sí -me la descuelgo de mi hombro derecho y la saco de la funda.
  La dependienta coge la guitarra y le da un ligero repaso.
  -Parece estar en buen estado. ¿Cuánto pides por ella?
  Mierda. No había pensado en eso.
  -Pues...aún no lo tengo claro. ¿Puedo darme una vuelta por la tienda mientras lo decido? Si no le importa dejar la guitarra detrás del mostrador...
  -¡Claro! Si no estoy cuando vuelvas, toca la campana -me indica con su propia mirada dónde está ésta.
  Sonrío en señal de agradecimiento y voy en busca de la sección de instrumentos.
  Por el camino, veo que hay una sección de ropa. Quizá haya ropa de premamá.
  Cuando llego al pasillo de los instrumentos, estoy a punto de tropezar con una niña de unos ocho años que está sentada en el suelo mirando embobada las guitarras. Ella ni se inmuta. Me coloco detrás de ella ya que es el único sitio desde donde mi vista alcanza a mirar los diferentes precios de las guitarras. Cincuenta dólares, cuarenta y cinco, treinta y nueve... no me esperaba que los precios fueran tan bajos. Teniendo en cuenta el buen estado de mi guitarra, le propondré a la dependienta el mayor precio. Con un poco de suerte...
  -¿Te quieres comprar una guitarra? -exclama una vocecita que viene desde abajo.
  -No -le sonrío a la niña que está sentada en el suelo-, voy a vender la mía.
  -¿Por qué? ¿Ya no la quieres?
  Esta pregunta me hace plantearme si realmente ya no la quiero.
  -Sí -antes de que me dé tiempo a decir algo más, la niña me interrumpe.
  -¿Y por qué la vendes?
  Me pongo en cuclillas para estar a la altura de la pequeña.
  -Bueno, digamos que, cuando te haces mayor, tienes otras necesidades y prioridades y... tienes que empezar a prescindir de ciertas cosas -mi tono de voz se entristece un poco, así que dejo de hablar de mí y le pregunto sobre ella -. ¿Tú quieres una guitarra?
  Para mi sorpresa, la niña cambia su expresión de interés y sorpresa por una de nostalgia.
  -Sí...
  -Quizá te guste la mía -le sugiero.
  -No importa, de todas formas no tengo dinero para comprar una...
  -Algún día tendrás una -la animo, recordando cuando yo recibí la mía.
  Me pongo en pie y me dirijo de nuevo hacia el mostrador. La dependienta no se ha movido del lugar.
  -¿Qué precio me sugiere usted? -intento que tome la iniciativa a la hora de fijar el precio.
  -Unos treinta dólares.
  -¿Qué le parece treinta y nueve?
  -Me parece razonable. ¿Estás segura?
  -Sí. ¿A qué precio se revenderá luego?
  -Normalmente vendemos los instrumentos musicales quince dólares más altos de lo que nosotros los compramos.
  -Cincuenta y cuatro dólares, si no me equivoco. He visto que el precio más alto de las guitarras es cincuenta.
  -Sí, pero esta guitarra está en mejor estado que ninguna de las que hayamos recibido antes. Será la que tenga el precio más alto de venta hasta la fecha en esta tienda -la guitarra está aún apoyada en la pared detrás del mostrador-. Esta guitarra tiene algo especial.
  Sus palabras me hacen sonreír.
  -Tienes que rellenar este formulario para que quede constancia de que eres el propietario o encargado del objeto que vendes.
  -Supongo que por el tema de la venta de objetos robados y todo eso, ¿no?
  -Exacto -dice mientras me pasa un formulario y un bolígrafo.
  Le hecho un vistazo rápido: nombre completo, DNI, fecha de nacimiento, dirección, firma... Me dirijo a rellenarlo pero antes de que me dé tiempo a escribir siquiera mi nombre, alguien me interrumpe.
  -No lo hagas -es lo primero que oigo proveniente de una voz completamente desconocida para mí.
  Durante unos segundos, dudo si esa voz masculina se está dirigiendo a mí, hasta que decido mirar hacia mi derecha, un poco por detrás de mí. Un muchacho de aproximadamente mi edad me mira con una pequeña sonrisa en su cara pero a la vez con una expresión de preocupación.
  -No lo hagas -me repite para asegurarse de que sé que se dirige a mí.
  -¿Perdón? -digo, aunque en realidad sé a lo que se refiere...
  -¿Es tu guitarra? -señala con un gesto de la cabeza hacía mi guitarra, la cual está siendo guardada de nuevo en su funda por la dependienta.
  -Sí...
  -¿Es que te has cansado de ella?
  -No. Digamos que es una decisión por varios motivos conjuntos. Motivos personales -aseguro antes de que me pregunte qué motivos.
  -Es una guitarra muy bonita.
  Me quedo mirándolo sin decir nada. Me centro en pensar dónde he visto antes ese rostro, pero no caigo en ello ahora mismo.
  -Algún día te arrepentirás, Alison -¿cómo sabe mi nombre?
  Entonces, interviene esta vez la dependienta.
  -Bonita inscripción. Esperemos que a su futuro dueño no le importe tener el nombre de otra persona en su guitarra -claro, me olvidé de mi nombre tallado en el mástil.
  -Siempre puede ponerle una pegatina -bromeo aunque en realidad pienso que ponerle una pegatina en el mástil a una guitarra sería una aberración.
  Me vuelvo rápidamente a mirar al muchacho, pero éste ya no está. Entonces oigo cerrarse la puerta, desvío mi mirada hacia allí, y lo veo marcharse a través de la cristalera.
  -Perdone, ¿tienen ropa de premamá?
  -Sí cielo -noto cómo intenta mirar disimuladamente mi barriga. Esto me hace gracia aunque al mismo tiempo me ofende un poco. De todas formas yo ni siquiera he dado aún mi primer beso...
  -Quizá me pase después con mi madre. Está de cinco meses y...
  -¡Oh! -parece realmente aliviada- Será un placer verte por aquí de nuevo.
  Le sonrío y continúo rellenando el formulario. Recibo mis treinta y nueve dólares, miro la funda de la guitarra, que ya no es mía, por última vez y me despido de la dependienta agradeciéndole su amable servicio.
  Al salir del local, me paro frente a su escaparate, desde el cual veo a la niña de antes mirándome, esta vez de pie, quizá haya estado pendiente de mí desde que hablamos.






6 comentarios:

  1. Ha estado genial =) Me ha gustado mucho, quien será ese chico misterioso, hay que emocion :)
    Besitos mil!

    ResponderEliminar
  2. ¡Me encanta!
    La historia está muy bien escrita y cada vez es más interesante, y el chico nuevo promete, espero que vuelva a aparecer!
    un saludo y ánimo, espero que vuelvas pronto con el capi 4 ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola. Solo si te interesa, ya he subido el nuevo capítulo de la novela Lágrimas Sobre Mi Guitarra. Aquí te dejo el enlace por si te interesa http://inmapequenaescritora.blogspot.com.es/2013/06/lagrimas-sobre-mi-guitarra-capitulo-19.html
      Un saludo :)

      Eliminar
  3. dios como me encanta :) y espero que se quede con el chico!!

    ResponderEliminar
  4. Me Ha encantado :)
    ELO CHICO NUEVO..SALDRA MAS NO?? ESO ESPERO :)
    Todo esta muy bien escrito y redactado, es una historia preciosa , quiero leer ya el siguiente capitulo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola. Solo si te interesa, ya he subido el nuevo capítulo de la novela Lágrimas Sobre Mi Guitarra. Aquí te dejo el enlace por si te interesa http://inmapequenaescritora.blogspot.com.es/2013/06/lagrimas-sobre-mi-guitarra-capitulo-19.html
      Un saludo :)

      Eliminar

Críticas y comentarios