¿Algo que
me pertenece? ¿Quién será? Con un número oculto ni siquiera le puedo contestar.
Maldita sea. No sé si debo asustarme o qué debo hacer. Quizá se hayan
equivocado.
Me tumbo
en la cama y releo el mensaje una y otra vez, como si fuera difícil de descifrar.
Otro "bip" suena. Otro mensaje. Eliot.
“BUENAS NOCHES PEQUEÑA. DULCES SUEÑOS.”
Uf... me
quiere... ¿me quiere? ¿No es demasiado pronto para "quererme"? Divago
entre contestarle al mensaje por simple cortesía o hacer como si no lo hubiera
leído. Finalmente, me decido por lo segundo. No puedo afrontar tantas cosas en
tan poco tiempo. Esa pelea, el beso, el "te quiero", los dos mensajes
y él... y con él no me refiero a Eliot.
Un
"buenos días princesa" me despierta. Una sonrisa mana de mi rostro
mientras entorno los ojos. Puedo ver que un pequeño rayo de sol entra por mi
ventana y se refleja directamente en mi cama, sobre él, que está tumbado al
lado mío por encima de las sábanas. Lleva un vaquero con rotos y una sudadera
gris. Antes de que termine de abrir los ojos, posa su mano sobre mí mejilla y
la acaricia como cuando acaricia su violín...
Y de
nuevo, otro sueño con Drew. Me incorporo en la cama. Es aún de noche y siento la
lluvia golpear la ventana. Justo lo contrario a mi sueño. Tan contrario que en
lugar de Drew, me encuentro con un nuevo mensaje de Eliot.
“MI VIDA, ¿ESTÁS BIEN? ME QUEDÉ
ESPERANDO TU RESPUESTA.”
Son las
cinco de la mañana. Le contesto para que se quede tranquilo aunque no muy
conforme con hacerlo. No entiendo qué me pasa. Le digo que estoy bien, que me
quedé dormida y que lo siento por preocuparle.
¿Mi vida?
No entiendo a qué juega. Me tiro una semana sin saber de él y de buenas a
primeras tantas cosas que me caen como una lluvia de granizos. ¿Cómo voy a ser
su vida? No puedo ser su vida, si apenas lo conozco.
Intento
volver a dormirme para no pensar. Mañana no voy a hacer nada, sólo todo el día
deambulando por casa. Necesito pensar en toda esta última tarde.
En algún
momento del día, y digo algún porque no tengo idea de qué hora puede ser, mamá
entra en mi habitación con un plato de pollo en salsa. Bueno, un trozo de alita
tan pequeño que hace parecer el plato enorme.
—Estoy
embarazada, cariño —dice intentando excusar lo de la cantidad de comida —. ¿No
piensas comer?
—¿Qué hora
es? —pregunto desorientada.
—Las
cuatro de la tarde. ¿Qué llevas haciendo todo el día? Aparte de canturrear...
—No sé.
Miro por la ventana, pienso, canturreo más...
—Tienes
tres mensajes y seis llamadas perdidas en el móvil. ¿Desde cuándo no lo miras?
—Desde que
me desperté anoche de madrugada. No quiero mirarlo —digo sin hacer amago
siquiera de mirar de lejos el móvil.
—Eliot,
Eliot, un número desconocido y... seis llamadas de Eliot —cotillea mi madre.
—Oh Dios
mío...
—¿Pasa
algo con Eliot?
—En
realidad, nada malo. Sólo que... mamá, ¿cómo sé si quiero a una persona? —pregunto
avergonzada. Mamá suelta una liviana risita.
—Cariño,
cuando quieres a alguien no hace falta ni que te preguntes si le quieres.
Simplemente lo sabes.
—¿Eso es
lo que te pasó a ti con papá?
—Me pasó,
y me sigue pasando. Y también me pasa contigo y con tu pequeño hermano.
—Es
increíble cuánto puedes querer a una persona que aún ni siquiera has visto,
¿verdad? —digo, hablando ahora sobre el pequeño bebé que se encuentra en el
interior de mi madre —. ¿Cuánto queda?
—Ya queda
poco cariño, unas cuantas semanas. No sé si eres consciente de que mi barriga
está a punto de estallar.
—Tengo
muchas ganas de verle —digo totalmente emocionada con mi hermano.
—Yo
también, pero antes de que eso pase, tienes que arreglar lo que ocurre con
Eliot. Sea lo que sea.
—En
realidad no pasa nada. Es sólo que me dijo...
—Te
quiero.
—Sí... y
yo no sentí que se lo debía decir.
—No tienes
por qué apurarte por eso. Es pronto para saberlo y no todas las personas lo
sienten todo al mismo tiempo. Sólo aclárate y ten cuidado con lo que hagas.
Quiero que estés segura de las cosas antes de hacerlas, ¿vale? —Asiento con la
cabeza y agacho la mirada en dirección al móvil.
Entonces
mamá me deja a solas de nuevo. Cojo el móvil y miro los mensajes. Primero, dos
de Eliot:
“YA TE
ECHO DE MENOS...
¿QUEDAMOS HOY?”
Eso, más las seis llamadas perdidas...
le contesto.
“LO SIENTO, TENGO COSAS QUE HACER.
NOS VEMOS MAÑANA EN CLASE.”
Y ahora el
mensaje del número desconocido, aunque ya no es oculto, ¿será el mismo que el
de ayer?
“QUIZÁ QUIERAS RECUPERARLO”
Aprovecho
que esta vez le puedo contestar.
“¿RECUPERAR QUÉ?”
Me quedo
sentada en la cama esperando respuesta, la cual llega al cabo de unos minutos.
“ESTA NOCHE EN LA CAFETERÍA”
Drew...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Críticas y comentarios