Los segundos
se convierten en largos minutos que paso mezclando mis lágrimas con el agua de
lluvia caída sobre la ropa de Drew.
—Alison… —dice
rompiendo finalmente mi llanto.
Me tranquilizo
y suelto pequeños sollozos mientras me seco la cara con mis mangas.
—¿Quieres que
nos sentemos y me cuentas qué ocurre?
Asiento con la
cabeza y él, con su mano en la curva de mi espalda, me empuja hacia dentro de casa,
al tiempo que me da un escalofrío debido a nuestro leve contacto. Cierra la
puerta cuidadosamente.
Me dejo caer
pesadamente en el sofá y, segundos después, él aparece con su chaqueta en la
mano. La deja sobre el respaldo de una silla y después se sienta a mi lado,
dejando una distancia que casi me desanima más aún. Y no sé por qué.
—Me gustaría
que me dijeras que esas lágrimas eran de alegría, pero me temo que no.
—Estoy
contenta. Estoy muy contenta, como podrás imaginar —respiro profundo. —Tengo un
hermano, ¡cómo no voy a estarlo!
—Pero… —me incita
a continuar.
—Pero no sé…
no tiene nada que ver con eso, por supuesto.
—¿Entonces?
—Son
diferentes cosas.
—¿Eliot? —se atreve
a preguntar.
—Puede.
—A ver,
imagínate que soy una chica. Venga, desahógate —hace que me ría un poco tras
mis labios tristes.
—No hace falta
que seas una chica. Confío en ti.
—¿Por qué
confías en mí?
—La verdad, no
tengo ni idea. Desde que te conozco me inspiras algo. —Se acerca un poco más a
mí. Miro hacia abajo y ahora nuestras piernas casi chocan.
—¿Sabes?
Antes, cuando llevabas el pelo rizado, como lo llevas ahora mismo, me gustabas
más. —Una energía entra por la punta de los dedos de mis pies y me recorre
hacia arriba todo el cuerpo. Cuando comencé a hablar con él creo recordar que
ya había empezado a alisar mi pelo. Pero él se acuerda de antes. De cuando yo
lo observaba sin pensar que él también lo hacía conmigo—. ¿Por qué te lo
alisas? Tiene que ser un poco rollo, ¿no?
—Menuda obsesión
tienes con hablar sobre temas de chicas, ¿eh? —me burlo.
—Me has pillado, mi mayor deseo
es ser una mujer. Tía —culmina la frase, poniendo un acento absolutamente
absurdo tratando de imitar a una chica—. Alison, detrás de ti hay algo que te
abruma y que no quieres contar a nadie. Llevo tiempo dándole vueltas.
—Antes pensaba
que era el tema de la guitarra, pero ahora que la tienes... te he oído todo el
rato en tu habitación, tocando y cantando de maravilla, y me he dado cuenta de
que no es eso lo que te aflige. Estoy en un mar de dudas, porque me preocupas.
—Te soy todo
lo sincera que puedo, pero es que no sé qué me pasa —miento. Sé qué me pasa exactamente.
Me pasa él y Eliot—. Yo también creo que hay algo que escondes, aunque tú lo
disimulas a la perfección.
Drew echa la
mirada a otra parte y veo dolor en su cara. Tras unos instantes, se retrepa en
el sofá, me mira con su cabeza recostada en el respaldo y me coge la mano, y se
queda ahí, mirándome. Y yo a él.
—Parece que me
conoces mejor de lo que pienso —dice finalmente.
—No soy
especialmente hábil para apreciar los sentimientos de la gente, pero es algo
contrario a lo que me pasa contigo. No quiero ser brusca, pero hay algo con esa
tal Monique que te duele. Te duele demasiado.
—Y a ti te
duele demasiado algo con Eliot —contraataca.
—No te lo voy
a negar.
—Tampoco te
voy a negar lo de Monique.
Esto es contradictorio.
Los dos aquí, a solas, cogidos de la mano y hablando de otras personas. No sé
si él tiene tantas ganas de besarme como yo a él, pero me gustaría que así
fuese.
Le noto
tiritar, así que alargo una mano para coger una manta que hay a mi lado en el
sofá y se la echo por encima. Percibo que él no deja de mirarme mientras hago
todo esto. Después me acomodo de nuevo y él a cambio comparte la manta conmigo
y, bajo ella, vuelve a coger mi mano.
Inspiro
profundamente y me preparo para lo que tengo tantas ganas de hacer: echo mi
cabeza sobre su hombro y le rodeo con mi brazo.
—¿Puedes
quedarte esta noche? –le pido.
—Claro.
Tiemblo e
intento que él no lo note. Después, me besa en la frente y cierro los ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Críticas y comentarios